jueves, 17 de octubre de 2013

Masscult:
Daniel Bell, realiza un trabajo sobre el funcionamiento del capitalismo en la modernidad y la posmodernidad y nos presenta la industria cultural, desde una división social,  en la que intentaremos profundizar.
Desde este lugar plantea que la cultura occidental adquiere dos estructuras bien diferenciadas.
Por un lado surge una cultura de masas producida por un mercado, desde el siglo XVIII, denominada  Masscult,  la cual no se trata de una cultura, sino una mera parodia de la superior, es de carácter mediocre, decadente y sin si quiera la mínima posibilidad de ser buena, la misma busca masificar y  no para destacar a nadie.
En este sentido el autor presenta que se diferencia incluso del arte malo o bueno, porque en este caso no podemos hablar de arte, no lo es o mejor dicho es un no arte, un anti arte, ya que atenta contra el arte mismo, considerado tal en períodos anteriores.
Esta cultura, no brinda a sus clientes ni una catarsis emocional, ni una experiencia estética, porque dicha cosas implicarían un esfuerzo, y el fin de las nuevas creaciones artísticas no es ni si quiera entretener sino distraer, siendo de fácil asimilación, sin exigir ni dar nada a su público.
Este arte, indiferente a cualquier tipo de valoración,  no exige nada del espectador porque todo está dicho, no implica ningún tipo de comunicación, no hay un sentido crítico, anula de esta forma las posibilidades que ofrece por ejemplo un texto literario y los intersticios que antes debía completar el lector.
Los libros parecen manufacturados, sin haber esfuerzo en su creación ya que todo sirve al único fin establecido, de algún modo esta cultura rompe el diálogo entre al autor y el lector, destruyendo el espíritu comunicativo del arte.
En este sentido, y a medida que el nuevo “arte” destruye las obras en vez de modelarlas, se demuelen las cualidades humanas, ya que nada las une, excepto algún factor impersonal, y el hombre no hace más que imitar, al igual que el arte, convirtiéndose en una masa uniforme.
Sin embargo una sociedad debiera ser un grupo con fines concretos, como en una familia, donde hay valores sutiles y minuciosos, a diferencia de una masa uniforme, en esta última  paradójicamente el hombre se encuentra menos ligado al todo y a su vez menos libre, que el hombre que se desarrolla adecuadamente en una comunidad, desde su individualidad.
Este autor plantea inteligentemente, que la cultura del espectáculo es una clara manifestación de la carencia de espíritu democrático actual, el público se ve forzado a pedir lo que le es ofrecido, está condicionado por la misma producción y por el deseos de los creadores de la Masscult , negando así la postura de “el público tiene lo que pide”.
Luego agrega que la masa, es una víctima, no es el hombre, es el no- hombre, es un hombre impedido de actuar como tal, la cual es introducida por la revolución industrial, hasta entonces solo había arte popular y cultura superior.

En el mismo sentido en que Bourdieu habla del habitus culto, cuya importancia se debe a la necesidad del hombre de tener conciencia crítica y no ser un mero reproductor.

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